1 ago 2007

Ahora que no te tengo

La verdad es que no estas y más verdad es, que cuando estabas, aún estabas mas lejos.

Quiero cerrar puertas con siete llaves, levantar altos muros de acero, proteger mi cielo con cristal blindado y mirar por la mirilla para regodearme en mi encierro, para arañarme el alma y disfrutar de mi espiritual flagelo, ese que me da el placer de las lágrimas y del dolor intensamente bello.

Que fácil me resultan los saltos en el tiempo y que poco prácticos, aunque…¿quién dijo que hubiera que serlo?

Qué extraño es sentir lo que no pude, lo que no supe, ahora que no te tengo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Se me pone el vello de punta muchas veces al leerte, tienes tanta sensibilidad...

Cuantas veces nos ha pasado que no nos hemos dado cuenta de lo que teníamos hasta que no lo hubieramos perdido...somos humanos y como tales nos equivocamos tantas veces en ocasiones tropezamos con la misma piedra...

Estoy deseando que publiques más escritos Diafana, muchas gracias por compartir con todos tu talento.

Ana

Diáfana dijo...

Gracias wapa!! Me pones la cara colorá! jajaja.
Es ley de vida. Por suerte uno no deja de aprender hasta el día en que dice adios para siempre.
Como cuentas en tu relato la vida tiene emoción cuando dejas abiertas las puertas a las aventuras que se presenten en tu camino.
Podrás equivocarte mil veces pero que eso nunca maté tus ganas de seguir soñando.
Besitos