Llevan los ingredientes trazados en las arrugas de las manos.
El deja sobre la mesa tumultos en papeles ajados que va alisando con los dedos.
Ella deposita una a una en el pasillo cada piedra que guardó, como tesoros secretos.
La receta juega al escondite sin que ninguno la busque.
El dice: “Una necesidad remota anuda mi vientre”.
Ella nubla los ojos para distraer al hambre.
Mientras, una dieta cruda los mantiene vivos.
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