6 jul 2009

Muñeca

Con un peso de 225kg llevaba postrada en la cama 5 años. La sensación de estar enclaustrada en un cuerpo que sentía no le pertenecía era lo mas devastador de su situación. Conocía otros “encantadores monstruos”, como ella los llamaba, que pesaban lo mismo o mas que ella. La webcam era su forma de comunicarse y de compartir penas y risas, que también las había, aunque siempre pensó que era una forma forzada de negar la realidad.
Un día, mientras hablaba con Lisa por videoconferencia, curioso nombre para una mujer de 298kg, sintió un picor insoportable en el abdomen. Haciendo un esfuerzo tremebundo se incorporó y empezó a arrascar una especie de costra que no alcanzaba a ver. Su amiga Lissa seguía observándola y preocupada por sus gestos le preguntaba insistentemente que le ocurría.
Arrasco y arrasco con todas sus fuerzas hasta que la postilla se levantó haciendo un sonido como de tampón comprimido. Oyó un silbido similar al de un globo deshinchándose. Y efectivamente eso es en lo que parecía convertirse su cuerpo. Se fue desinflando sonoramente mientras su amiga desquiciaba lloraba y gritaba viendo como Lola se convertía en una grotesca muñeca de goma vacía.
Lola, por otra parte, murió con una gran sonrisa al sentirse por fin liberada de si misma.

1 comentario:

Alberto López-Rosa dijo...

Es un hecho, cuando nos desinflamos solo queda la cáscara. Y tal vez no sea todo lo buena que queramos, pero es nuestro sustento de todo lo demás.