3 may 2010

Autoterrorismo

Los ojos llenos de mentiras, de legañas de musgo, de pestañas quebradas.
La boca pozo seco, con aliento cruel, con lengua mutilada, con dientes quebrados.
Las palabras prestadas, collage de recuerdos, de inventos oportunistas.
Las manos pretenciosas, torpes, que atrapan con ansiedad impuesta, con dedos como puntillas.
Los abrazos huecos, con brazos de humo negro, con desesperanza disfrazada.
Piernas que no se mueven, pies que no sostienen, caderas que no bailan.
Sangre contaminada, que contagia, que no contiene, que no conserva pulso.

Un alma esclava de la mente, atrapada en círculos como cinturones de castidad, en imágenes en blanco y negro, esclava de una rebeldía incoherente, destructiva, sin esencia.
Vivir en el autoterrorismo de las propias ideas, indiscriminadas, anárquicas, perpetuamente amotinadas en una cárcel de puertas abiertas.

"La vida son dos días", me digo, y a veces parecen una eternidad.

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