14 oct 2010

Una mujer tumbada en la hierba mira.
Una mariquita pasa volando. Tan roja y negra. Tan convexa. Tan perfectamente pequeña y bella. Tan ajena a la incertidumbre de la mujer que mira.

Una nube se deja fluir con suavidad.
Una mujer tumbada en la hierba mira. Tan blanca y negra. Tan compleja. Tan pequeña y perfectamente imperfecta. Tan ajena a la melancólica y efímera vida de la nube que fluye.

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