27 sept 2007

Los Fados mi banda sonora mientras la basura viaja en bus

Paseando por mi nueva ciudad, ya conocida pero ahora redescubierta más hermosa, mas cariñosa, mas yo. Oyendo a Mariza besando mis recuerdos con sus Fados (“…Os amantes infelices deveriam ter coragem para mudar de caminho…”) mientras de fondo el murmullo del tráfico ya no huele a muerte, no suena a sucio, parece el romper del mar que en su ir y venir arropan mi-tu música. Un mar que mudó el negro hollín por el azul sueño.

Y en este periodo de transición está la vuelta a los años en que internet era algo anecdótico y no una cotidianeidad casi vital, adictiva. Para mi sorpresa, no me siento aislada, No me siento sola. Al contrario. Me siento plena, fuerte, con ganas, con ilusión, con poderío, sabiduría y humildad. No echo de menos absolutamente nada. Y tengo la sensación de que mi amor por mi nuevo hogar va ha ser largo y fructífero. He tenido la precaución de saltarme la fase de enamoramiento efusivo, histérico y salido de madre para entrar de lleno en un romance apacible y sereno, maduro, con la solidez que da la certeza de lo meditado y elegido sin drogas que me confundan, sin filigranas cegadoras que parcialicen mi visión de la realidad, de mi realidad.

Y mientras mis oídos se copan de tu potente y antigua voz veo delante de mí un señor mayor, sonriéndome…
¿Por qué se reirá? ¿Me habrá hablado?
Vuelve a mover los labios.
Vaya, pues sí, me está hablando. Me quito los auriculares y le pregunto. ¿Si?

-¿Eres española?

(¿ein?) Si, claro (joder, ¿no parezco española? ¿desde cuándo?)

-No, veras, es que tengo una oficina y estoy buscando una chica para que la limpie. Por si te interesa.

(¿ein? ¿Tengo aspecto de limpiadora, hoy precisamente que me he esforzado un poquito en arreglarme? ¡coño! Pensó que soy sudaca! ¿sudaca? No tengo nada en contra pero… ¿parezco sudaca? ¿Con este perfil de mora-judía que tengo? ¡Qué cosas!

Le digo que no, le sonrío porque hoy me levanté amable y me quedo pensando en mi aspecto, en los viejos y en las mezclas de sangre.

Cuando vuelvo a mirarle, esta ensimismado mirándole el culo a una niña que no tendría mas de doce años con la misma sonrisa que me vendió a mí pero con ese matiz del que se cree que no le mira nadie. Si, la basura disfrazada de viejo pellejo también viaja en autobús en mi nueva-vieja ciudad.

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