Encuentro de palabras que se enredan en las bocas, en los labios danzantes. Que sortean dientes que buscan la aprobación, la victoria en la batalla dialéctica. Que transcienden a la carne, a la idea, al roce de las lenguas. Que se proyectan el las tímidas pupilas y se quedan ahí, como escultura flotante en una maraña de férreas curvas, rectas, óvalos, oxidándose con la savia del tiempo, pero siempre, siempre, presentes como recuerdo recurrente.
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